Dormir, morir

Dormir, morir,
dijo el príncipe aquel,
engañado había estado,
enajenado estaba.
El dolor le acechaba
y no sabía qué hacer,
del cáliz beber no,
¿y qué tal huir?
¿es eso vida para vivir?
Y de su padre se acordaba.
Dudando estaba, pues el dolor
flechas le lanzaba que
su corazón desgarraban.
Y desangrándose, pensaba.
Pronto moriré, y no sé si
despertaré. ¿Qué hacer?
No lo sé, vivir quiero.
Algo encontraré, que me guste beber.

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