Diablo

El diablo me habla al oído, me susurra palabras ininteligibles que me desgarran el alma que le vendí.

Son palabras que apestan a absenta y mescal y que se retuercen como una serpiente en mi cabeza y crean en mi imágenes de devastación…

El diablo me dice que se ha enamorado, y que sufre de amor, que el infierno se está apagando y que Dios le envidia y maldice.

El diablo está asustado y tiembla como un niño, y por eso me habla en voz baja, porque teme despertar a los demonios que ya le observan recelosos intuyendo lo que al diablo le pasa.

El diablo ama, arde su interior el fuego de la pasión, donde eternamente solo ardió la leña del odio y el terror.

El diablo cree en el milagro, el diablo bendice los labios que le han besado y reza oraciones de deseo y locura.

Una caricia venció al diablo y convirtió el desierto en la tierra prometida donde someterse al capricho de un cuerpo de mujer.

Cuando el amor llegó al infierno, el diablo se postró ante él.

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