Desvelada

Desvelada
Como soy reina y fui mendiga, ahora

vivo en puro temblor de que me dejes,

y te pregunto, pálida, a cada hora:

Un ¿Estás conmigo aún? ¡Ay, no te alejes!

Quisiera hacer las marchas sonriendo

y confiando ahora que has venido;

pero hasta en el dormir estoy temiendo

y pregunto entre sueños: ¿No te has ido?

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