¡Cuánto me enseñas!

Sobre una mesita erguida,
figurita alta y fina,
amado lucero y guía.
Con tu energía puedo ver
cuando al sol ya no se le ve.
Juntos al sueño vencemos.
Los textos llegan a buen puerto.
Yo despierto los espero,
y viéndolos me quedo.
Vivas siluetas me muestras
que mis sentidos despiertan,
y mi interior alimentan.
¡Cuántas cosas me enseñas,
hasta que el sol despierta!

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