Confusión (amor repentino)

Cuando existe el sentimiento de no saber que hacer aún sabiendo que queremos hacer es

lo que más nos condena a la confusión, y por ello siempre va a terminar mal,

es cómo una operación inconclusa, nunca sabrás en que terminará hasta que

hagas algo por saberlo, aún si el fracaso es una opción, y ahí aparece la frase

«El que no arriesga no gana», pero en realidad el que arriesga con el simple

hecho de hacerlo perdió, porque a pesar de ganar pierde todo lo que fue antes

y comienza algo nuevo que es incierto, y si no gana de todas formas nada vuelve a ser igual y pierde todo.

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