Colapso
Chorros de voz infectados,
de furia y odio plagados,
puñados de semillas,
esperando ser escupidas,
para infectar coronillas,
si no piensan y se descuidan.
Cómo son esas vidas,
mentes bien retorcidas,
miedo e ignorancia tal vez,
sin ninguna razón de ser,
van apagando sus luces,
y en la sombra se hunden.
Si más tarde resurgen,
tanto, tanto, no nos urge,
como la atracción que ejercen,
sobre según qué mentes,
a ver si el número crece,
y el agujero negro,
poderoso, nos somete.
Puede ser nuestra propia voz,
la que nos marea y da dolor,
el gusano, que desde un rincón,
alcance nuestro corazón,
y tome el control del yo,
dando paso a la rendición.
No queda otra, la protección,
sereno diálogo interior,
con sentido y dirección,
manteniendo la posición,
buenas sobredosis de humor,
que evita el reventón,
y nos llena de alegría,
necesaria para la vida.
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