Carta a su majestad

Un pequeño rey con su silenciosa orden nos confinó.
Convirtiendo a todos en iguales. En súbditos arrepentidos, en plebe.
Ese minúsculo pero de letal majestuosidad nos hizo meditabundos para que con nuestra mayor reflexión lleguemos al fin a tomar conciencia de que unidos y de manera respetuosa podríamos continuar con la vida.
Te doy gracias majestad por que con tu humilde e infinito poder marcharemos al fin, juntos para abrir las puertas de una nueva era…
La del amor.
Una vez mas gracias su majestad
no me despido de ti…simplemente te digo hasta siempre.
Tu súbdito Ramón Moron de Falcón.

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