Carta a Mateo
Querido Mateo, te escribo estas líneas en papel no sé si es un regalo o simplemente trato de curarme una herida pasada muy profunda. Sé que no he sido el mejor padre del mundo. Sé que he fallado millones de veces sé que me he equivocado de incontables maneras.
Pero supongo que hay algo que hice bien para merecer tenerte en mi vida, tal vez Dios te puso en mi vida para mostrarme un camino que debo seguir.
Solo puedo pedirte que nunca pierdas la fe en el amor, es lo único que nos queda como sociedad, nunca dejes de aprender y seguir tus sueños, lee todo lo que puedas, estudia algo que te apasione.
Ama sin tapujos ni remordimientos, lánzate a la vida y Dios se encargará de encaminarte por el sendero que lleva al volcán, en ese volcán donde se anidan los rayos del sol.
Solo no olvides escribir cuando llegues o enviar una postal a tu padre, descríbeme como es la vista allá arriba.
Si subes acompañado procura llevar a una Mujer hermosa, pero no te confundas porque no hay mayor hermosura que la belleza mental.
Enamórate de una Mujer que le guste leer, que tenga sueños y objetivos claros. No te enamores de una Mujer que muera por ti, enamórate de una que viva por ti, que tenga para invitarte a comer pero que no le importe subirse a un bus contigo.
Enamórate de una Mujer que, aunque tengas auto te tome de la mano y te lleve a caminar. Que te cuente sus miedos y sus sueños. Que tome café y le guste el canguil sin aceite ni sal.
Enamórate de una Mujer que sonría más cuando le regales una humita y un beso que cuando le regales un reloj que te tomo mucho tiempo comprar. Que te lleve a conocer sus lugares favoritos que comparta su música contigo.
Enamórate de una Mujer con la que puedas llorar y reír en cualquier momento, que sea siempre sincera, que no te mienta, que te escuche cuando cantas y lea tus cartas con amor.
Enamórate de una Mujer que te ponga a pensar, enamórate de una Mujer que rete tu intelecto y tus límites. Que te bese con el alma en los labios, una Mujer en donde tu alma pueda descansar.
Enamórate de sus ojos porque son lo único que no envejece, enamórate de una mirada con la que quisieras despertar cada mañana. Enamórate de tener que cuidarla, aunque en el fondo sepas que es ella quien te mantiene armado.
Y sobre todo no la dejes ir cuando la encuentres, porque esos amores no pasan dos veces por tu vida.
Con infinito amor, Miguel.
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