Asesinato
Asesine mi única ilusión!
La enterre en un sarcófago vacío.
Mis lágrimas cayeron.
Las sequé.
No quería verme frágil, de nuevo.
Me perseguía,
otra vez, la noche,
sin parar.
Se caía y se levantaba, y reía.
Con sus manos estiradas
me quería agarrar.
«No lo hagas» – dijo alguien.
Me moría…
Miedo.
¡Yo mate a mi sueño!
Lo enterre solita.., sin pensar.
Y en el sarcófago vacío
ni mis lágrimas pude relegar.
No era esto un pecado?
Mi alma de dolor convulsionó.
Cerré mis ojos.
¡Vergüenza!
¡ ¿Mi sueño, no estaba ya…?!
Y me giré.
Lo vi. Ahí..,
detrás de mi
con ojos abiertos…
Tan frío
y tieso…
Fin.
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