ASENTAMIENTOS

I
No sé por qué
las palabras devienen de la casualidad
no del pensamiento

Entonces entra el bosque
pintado de pinos y palmeras
por una ventana
que nunca mía fuera

Propiedad es de mis ojos abiertos y heridos
por saber la exacta medida
del cálculo no desmentido

La estadística de los miserables
deambulando por las calles de Santiago
de Chile
sin ventanas a cuestas
sin bosques que entren por sus ojos ciegos

Entonces digo
las ventanitas son esperanzas a cuestas
y los bosques que no conocerán el mar
serán la conciencia del temor al agua vedado por la geografía
de nunca encontrarse con el mar
de volver del mar al mar
el temor del hombre interior
el libre que sale de su casa de piedra y adobe
para bajar o subir el cerro
a fuerza de zapatos carcomidos
por una guerra inventada por él

Claro
a lo lejos
unas carcajadas incoherentes
desubicadas en el tiempo
podrán no decir nada

pero demuelen las paredes de la historia
la única historia
la que se niega a regurgitar el pasado
desde la cumbre del arrecife

desde donde irremediablemente
nos lanzaremos al vacío
hasta aprender a volar

II

Sucumbiré ante la pálida máscara
inmersa en las profundidades del magno oceáno

Aquel
a la altura de esta gruta
animita de los pobres del camino

Escultura de piedras encaramadas
en el desierto
para señalar la catástrofe
de la marcha inconclusa

Ven
destino mío
no te diluyas como un espejismo

A ti te digo
Temblor de mis manos

A ti te hablo

No me dejes a merced
de la liviana verdad que pende del hilo
de la historia no contada

III

El aromo
o ese árbol de raíces ensortijadas
que me anuncia
que voy llegando a tu vera

Será posible que te tiendas en el marco de la ventana
como sirena sobre una roca aislada
en un estuario olvidado ?

Ese árbol acorralado
por una vereda mezquina
entre la casa y el adoquín

Ese árbol acorralado por los conquistadores
que planificaron ciudades para pobres moradores

Ese árbol encadenado sin embargo me dice
que algún día
el bosque se asomará a mi ventana

El sol entrará por todas partes
y los arquitectos morirán
desconcertados

IV
CUASIMODO

La yegua sabe adónde va el hombre
Y quién es la yegua me pregunto

Es aquella que nos ayuda a soportar la carga

Si no
contemplen la odisea que me aplasta y obliga
a besar la tierra

Aunque lejos estoy de ser Papa
Y no he viajado ni he vuelto
de ninguna parte

V

No
Nada
voy a preguntar

Afirmo
Eres la que vive
en mi latir desordenado

Eres la que nace en la muerte
La que emerge de mis huesos

La que vuela
La que despierta
La que me vela
La dueña
La que cocina en mi huerto solitario

No
No voy a preguntar
Nada

VI

Como decía aquella canción popular :
El día más frío de mi vida
aquel cuando cerré la puerta del vacío del hogar
y partí rumbo a ningún lugar
a encontrarme con la pálida armadura del silencio ingrato

Horas bajo el sol con los labios resecos
me enfrento al mar

Lo desafío con los ojos bien abiertos
Engullo sus salinas entrañas
Barro las rocas de la ensenada desierta

Con uñas y dientes
me harto de mariscos
Desconcho y desconcho
Desconcho
Me alimento de sed
Me achicharro y vuelvo cabizbajo
al ingrato silencio de la muerte

Si entonces hubiera sido
treinta años mayor
me habría quedado en esa playa abandonada

en esa cueva
junto al mar
junto al mar

VII
LOS PRÓXIMOS CIEN AÑOS

No quiero verte sola, esperándome

Busca a alguien menos pobre que pueda retenerte

Alguien menos enfermo

porque estaré lejos

definitivamente

Tu vida será más sencilla
y no pendulará del triunfo al fracaso
puntualmente cada cien años

En los cristales, en la calle de mi infancia
estaré para no hacerte daño
encerrado en la caja de mi guitarra
para no amargar tus besos
en otros besos

No quiero verte sola
los próximos cien años

VIII
L U N A S

Has perdido kilos contra natura
y te quiero voluptuosa de cintura

Diosa de barriga blanca
dame frutos olorosos

Templo de mis vigilias
Volverán tus pechos a llenar mi boca ?

Canto a todos tus estados

Revuelvo el desván de mis asuntos
y te encuentro sola
más que yo
terriblemente desamparada
sin atender a mis palabras
gastadas e increíbles

Lunas oscuras
Lunas de grasa
Lunas de ausencia

Quedarán aceitunas en el olivar
para volver
a tus pozos a beber ?

IX

Ser inmortal
morir y volver
como un combatiente

Volar
Anidar en el monte
y volver

Proyectarme en ti
Ser tu intermediario en un rincón
descansando en la luz

X

Trasplantado a esta arenosa urbe
sueño
añoro

Mis pies van
por veredas carcomidas
descubriendo rincones desconocidos
añorados a la vez

Me desequilibran estas calles para cabras de cerro
La fuerza de gravedad me contradice a cada rato

Te invito entonces a caminar
por este litoral antofagastino

Quiero crecer en el centro de este desierto
Y beberme el mar bajo el agua pesada
Como el mejor vino

XI
PEQUEÑO TRIBUTO A UNAS MAESTRAS

Filomena Pola
Olga Maccioni

Los niños de Algorta y Río Puelo
han crecido y madurado vuestros nombres en el labio
de la memoria que besa a la madre
contra una lápida
cubierta de flores

Entre estas osamentas benditas
duerme
el futuro
del discípulo agradecido

XII
EL COLECCIONISTA

Colecciono restos de cigarrillos
corchos de botellas de vino
en un baúl

Entre calles de gastado barniz
busco
libros en extinción
amigos y deudas por doquier

Soy el coleccionista
que descubre tesoros dentro de sí y de su entorno
Que cierra los ojos y ve desfilar rostros
arrugados
milenarios
misteriosos
queridos y cercanos
muertos
fantasmales
silenciosos y cómplices

Coleccionista de palabras vivas
que nadie lee

Que declaro monumento
de esta colina precordillerana
prenatal y prendida de mi ocio alerta
predispuesto a la inmortalidad

XIII

Volví al puerto de Valparaíso
y me detuve
frente a la obra vertebrada
del Congreso Nacional

Observa

Yo también podría ser
columna sobre un cerro

XIV
DORIELA DE ALGORTA

Hija de ferroviario
dura como un riel

pampina
seca
osca como un cactus

en el mar
nadadora
negra bajo el sol
a mi lado una lámpara

bajo mi sexo una madre

En un ala llevarás el peso de la noche

En la otra
el vuelo de las claridades

XV

Ahora mortal
limitado
emerjo por rendijas implacables
por la última luz
de la última estrella de la bóveda

Cauterizo heridas
células remodelo
reubico módulos
recreo la estampida

Dónde pudo estar la falla de las placas ?
Hay una pista :
El centro no está en su sitio
Cuelga de un hilo

Y tú Qué haces en esta posición privilegiada ?
Quién te premió insertándote en mi trama ?

Aquella vez que inmenso fui
Venías de mi mano ?
Dictabas mis palabras cuando hablaba con los dioses ?

Eres la madre de mis hijos ?

XVI

Después de tanto haber perdido
me levanto penosamente hacia el norte

La multiplicación de los factores del comienzo :
cuando en Concepción deambulaba los domingos
con los sueños intactos

Cuando en Río Puelo delineaba el futuro desde el viento

en el bosque
perdido
cabalgaba sobre mi juventud

Debo reconstruirlo todo :
El rincón
para el piano y la guitarra
El librero
La impaciencia
La ambición de ser mejor que yo

Las ansias de saciar la agonía
del cambio de folio definitivo

XVII

RECUERDOS DE DON NICANOR

Fluye un río
Un estero
Un oceáno entero

Fluye agua del departamento contiguo

Llamen al gásfiter por favor !

XVIII
SACO DE DORMIR

He debido acomodarme a penosas circunstancias para llegar al arcoiris

Cumplida la jornada me sumerjo en un saco de dormir
Espero madrugar arrebozado de la casualidad

Después del cero
sólo números positivos

Cubro el horizonte con mis manos

No os preocupéis
En el calderón nos reencontramos

Doy un giro y vuelvo a mi condición animal
Estoy hibernando junto al mar
donde osé alimentarme de las rocas
y la sed saciar con marina agua

Ahora – en este piso duro – una puerta por medio –
vive una azafata
La siento llegar
Viene acompañada de un piloto
Silencio
Que no se entere que duermo en la oficina
Que hable
Que grite todo lo que quiera
Que crea ser la única moradora del edificio
Que no sepa
que canto en la oscuridad

XIX

Más allá de la gente
la muerte se te parece
cuando una calma sublime
adolescente y fría te envuelve

XX

Vuelvo con el sol en la espalda
Cuando los días más brillantes
Y las tardes se confunden con mi sangre

Podrías ser mi mejor amiga
en la madurez de mi inmadurez

Dónde naciste espejo de mi alma ?
En la frontera de las galaxias ?
En un pesebre ?
En el fondo del mar ?
Naciste cuando te imaginé mía ?
Y supe que Einstein eras tú ?
Impredecible
Unidad
Poética
Arquitectónica ?

XXI
EL AHORCADO EN SU PROPIA LUZ

Ya no te digo amor
apoyando la cabeza con las manos

Te digo amor
abriendo todas las puertas

Te lo digo
pendiendo de ti

BANDO NÚMERO XXII

Orden del día es regresar
Dejar atrás el desierto

La bestia vuelve a levantarse
Los golpes han curtido su estructura

Aúlla la bestia
El fuego lucha por sobrevivir
Las raíces salen de la tierra

Orden del día :

Reemplazar la miseria
en un acto de amor incontrolable

Qué hermosa es la locura de improvisar la vida !

La hembra pariendo generosa
esclava del amor
dolida estrella
poseída por un león

Orden del día :

No te atormentes vida mía
ni cojas el aire con las manos
porque el aire es mío
como el agua
y te sabrá amarga
como palabra envenenada

XXIII
CUECA VITAL

Irrumpe septiembre a punto de casarnos

Fluye algarabía corporal

Muerden los labios la piel mutua

Coqueteas – ojos y hombros –
Ya no espero fechas

Quiero en noviembre cimentar un hogar
En la orientación de tu ombligo

Bailemos morena sobre el lecho
primaveral
en la estridencia frutal de nuestros besos

XXIV

Te escribo por última vez

Me convenzo que bastará con el lenguaje de las manos

Dependo de una palabra y no la tengo

Quiero dar explicaciones y es absurdo abrir la boca para eso

Quiero tomar decisiones

Cansado estoy de escribir

XXV
LA CASA DEL ESCRITOR
NÚMERO SIETE

En cuerpos solares de mediodía
sudando años
hay edificios parcos
atisbando la vereda
rejas de hierro en la puerta
colgadas quedan las letras
al pasar por callejones de naves somnolientas
sin desplegar sus velas
no como antes fueran
estímulo al que deja la tierra
y a cada palabra respuesta

XXVI

Al amanecer
no hay gorriones ni ventanas ni enredaderas

sólo un momento amplio
un espacio vagabundo con sentido de mujer
una silueta
multitudes y orquestas

Así viene la mañana
por un camino luminoso
una casa brota de la tierra
y desde el agua la vida

Tu nombre como el mío
Y tus ojos a mi abrigo

XXVII

Caracola
Desnuda
En tu solitaria entidad de combatiente
conociste la guerra del mar

Las palabras brotaban
con eco entrañable y triste

En esas profundidades de sombras
Justificaban las ondas
Tus temblores
Alondra

XXVIII

El poeta caminaba por la calle San Diego
buscando libros entre altavoces populares

Se quedó dormido en la vereda
cubierto con frazadas vecinales
de su pueblo

No hubo tiempo de llorarlo
No hubo tiempo

XXIX

Necesito improvisar
Creer en el barrio de la Independencia
de La Chimba
más abajo

En los desfiles de niño
organizados por la inocencia
del padre del piano
de la iglesia de la Vivaceta

En estos casos
dios no se escribe con mayúsculas
no se escribe simplemente
porque no existe

En el barrio de la Independencia
de la Vivaceta y de la Chimba
dios es pequeñito
como una pelota de trapo

XXX

Necesito volver a la colina

Al último horizonte que cabe en mis ojos

A mi unidad
A mi arquitectura

A mí

Limpio y claro

Como una cuerda nueva

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