¿Amor?

¿Amor?
Quién es aquel tan brillante, con capacidad de razonamiento tal, como para revelar a los menos afortunados en habilidades intelectuales, una cuestión que se agita incesante en la mente y corazón de los más románticos y apasionados, que una vez enamorados parecen perder la razón.

Porqué cambia nuestra forma de actuar cuando nos encontramos frente a la personificación de nuestro amor, he ahí la cuestión.

¿Qué es el amor?
Este sentimiento que muchos de nosotros hemos experimentado o llegaremos a hacerlo en determinado punto de nuestra existencia, a causa del cual vemos en los ojos de la persona amada el resplandor mismo de la felicidad y por el que sentimos más importante el viaje que el destino.

Pero ¿Cómo viene a nosotros, en que momento sabes que estás enamorado?

¿Podría alguien argüir de su propia experiencia o como fuere, una respuesta acertada? Posiblemente no.

Y entonces la duda permanece, no hay respuesta inteligible.

Aunque al final he de suponer que comprender esto carece de importancia, amamos con pasión sin entender cómo es que un abrazo o un beso de nuestra persona ideal nos congela el tiempo, nos desconecta del mundo, nos hace flotar.

Amamos sin medida porque eso nos hace profundamente felices.

¿Alguna vez has sentido que tu corazón no te pertenece más, has sentido que lo único hermoso que este mundo tiene, es ese maravilloso ser cuyo nombre retumba en tu pensamiento a cada momento del día?
Si es así estarás de acuerdo conmigo.

Que qué más da si no entendemos.

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