01.- AMIGA MÍA

Siento tu mano, amiga
rozar en mi mejilla.
Toma la mía, compañera
que está sola y perdida.
Guíala hacia la felicidad
y sé conmigo comprensiva,
dejando que mi alma pura,
se una a la tuya bendita.
Bendita seas por tu querer,
bendita por tu cariño y proceder.
Gracias, querida mía,
por la cura de mis heridas.
Gracias de verdad
por esa felicidad,
por ese desvelo,
por esa alegría
que se extiende por el alma mía,
dándome fuerzas cada día,
para en batallas luchar,
tan perdidas que las tenía.
Cuando yo muerto, caiga un día,
te ruego a ti, bonita mía,
que por mí, tus ojos no lloren,
que por mí, tus labios no callen,
que por mí, tu cuerpo no muera.
Sólo te pido, pequeña mía,
que en tu corazón siempre brillen,
mi recuerdo y tu alegría,
como aquel, aquel primer día.

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