Ajeno a todos

Uno es el comienzo,
y,
ni el vértice calma al sediento,
sospechas que se esfuman,
alientos que predicen los ánimos,
En el tiempo,
cuando descansan los mortales,
el final llega,
nadie lo quiere y estima,
es lo que es,
o se lucha, se confunde con la batalla del alma,
y en ese desierto,
estamos destinados a ser.

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