Ahí plantado
En la tierra hay un señor,
ahí, quieto, tieso, inhiesto,
agarrado al terreno,
varios pies, y un millar de dedos.
Cuerpo redondo, perfecto,
viste de arrugas entero,
muchos muchos brazos,
y numerosos dedos,
y de copa el sombrero,
hombre fuerte y de hierro,
de vida suave y pausada,
a fuego lento, y longevo.
Un tronco y muchos maderos,
y otros de cada uno de éstos,
alargados y finos,
y de ahí nacen los retoñitos,
los segundos y los primeros,
maderitos distintos,
formando un bello sombrero,
por un mismo tronco unidos.
Tras la flor de los retoños,
vendrán señores nuevos,
si el frío helador extremo,
no les pilla por el camino,
quedando en números negros,
cayendo muertos al suelo.
Generación perdida,
sin futuro, sin alimento.
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