Agua turbia

Cuando el instante, acrezca tempestuoso;
cuando se alze sobre tí, esa eterna era.

Y el vórtice avance sediento; y sus labios,
sean la tierra agrietada de tu seca boca,
no bebas del néctar; que del triste ojo
de una espesa y oscura coraza emana.

Márchate; aleja ese llanto… La afilada
espina del cadaver de la alegría,
no saciará hoy, tu famélico espíritu.

Márchate y camina. Aunque el dolo sea leve;
y ello, incite a aborrecer, tu pesada carga.
No desfallezcas, confortado en el estómago
voraz, de un etéreo armazón depredador.

La esperanza, puede ser el cristalino
oasis; la gema, que refracte el mortal
rayo de la Luna. Tejer, la crisálida
que dé paso, al iluminado sendero,
de un orbe colorido sobre el negro mar.

No llegues, como una herida bestia, al charco
donde la pobre lluvia negó su ciclo.
No aceptes, tan sólo aquel turbio remanso.
No inhales, el humo del prendido ocaso.

Persiste. El tiempo invocará su legión áurea.
Él, blande invicta, la espada de un caudillo
frente a la que la parca se postra. Espera;
no te inquietes, ante el evidente amanecer.

Related Articles

Responses