A menudo
Y cuando quiero pensarte,
cierro los ojos, allí tu sonrisa aparece
para estremecer mis sentidos
cual palmera mecida por la brisa y
al caer la oscura cortina de la noche,
busco tu silueta en el zenit majestuoso
del firmamento y te encuentro en ese fúlgido
lucero que aunque lejano, brilla con asombrosa
belleza
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