Antes fueron el agua, el sol, el viento,
la vid agarrada con aspereza
a la tierra, los hombres sin pereza,
su sudor y el verano que se fue lento.
Luego vino el sacrificio violento
del sangrante fruto, casi certeza
de vida nueva bajo la corteza
de la pipa donde se oye el aliento
del vino nuevo que ya está naciendo
para llegar a la verdad del vino.
Esa verdad que rasca el paladar
pero al final acabamos queriendo
porque se parece a la vida el vino
y berberlo es casi como besar.
EMILIO JOSE JULIAN PRIETO

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