Madrid, poco a poco vuelves a abrir las puertas de tu cielo.
Entre los truenos , en mitad de la tormenta.
Poco a poco te despiertas aún enferma y virulenta.
Ochenta días llevas sin tus gentes paseando.
Dicen que la Cibeles se pasa las noches llorando , maldiciendo a Neptuno su tridente y sus caballos .
Que en el Museo del Prado las Meninas se asustaron y hasta en el Jardín de las Delicias quedaron todos confinados.
Ya no navegan las barcas , por el parque del Retiro , ya no se besan los novios en el cerro del Tío Pío.
Los domingos en San Ginés ya no huele a churros , ni a chocolate ni a tostadas
Ni hay cientos de personas que se cruzan despistadas sorteando carteristas en bandadas camufladas.
El Oso del Madroño , resultó el más sancionado, ochenta multas lleva, una por cada noche velando, por la Puerta de Alcalá, por la Catedral de la Almudena por la plaza de Colón , el Capricho y su Verbena.
San isidro en su pradera este año desespera, ya a pasado mayo y no hay claveles que le lluevan .

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