Te escucho

Te escucho

Te escucho con todos los oídos, con las orejas grandes.
Te escucho con los ojos abiertos y cerrados, con la nariz que te apunta.
Te escucho con la barbilla quieta y con la frente distendida.
Te escucho con mis labios pegados, con la respiración pausada y consciente.
Con los hombros bajos y las manos abiertas, listas para recibir lo que sea, para abrazarlo todo.
Te escucho de frente.
Te escucho con el pecho hinchado de vida maravillosa, y te la doy si la quieres, que también es tuya.
Te escucho fuera y te escucho dentro.
Te escucho por todo lo que no te he escuchado.
Te escucho por todos los hombres y todas las mujeres que no pudieron y no pueden aun escucharte.
Te escucho con mis raíces ancladas y no dejo lugar a dudas de que te escucho.
No hago otra cosa más que escucharte mientras escribo estas líneas que me díctas.
Te escucho vida!
Te escucho en las moscas grandes que entran en verano, en el mantra del grillo del campo.
Te escucho en los mil motores que rugen infernales y en los lamentos de quienes los conducen.
Te escucho en las gotas contaminadas que se estrellan y se multiplican contra el cemento.
Te escucho en la música de una flauta que toca una niña, en la alegría de alguien que la escucha.
En el espacio donde todo nace.
En el silencio que zumba.

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