A lo largo de mi perennidad
Me has vivido, te he vivido, algo divino se ha rompido
Disecaba tus pertenencias para recoger veneno
Una escalera de telaraña recogía mis pasos desperdiciados
Dentro de la casa plumosa. Tengo tantas cabezas de hielo
Que no sé dónde ponerlas: en la almohada, sobre las
Butacas hambrientas, en el marco de la cocina,
Debajo de la cama, sin agua y luz, para obedecer
Órdenes inmorales, para comerse el polvo radioactivo
De la soledad… Y guardar uno, el más hermoso, para fundirlo
En te de hierbabuena esta noche, en frente de ti.
Un sendero vacilante me sale de la boca y, por cualquier parte
Caminas en ello llegas al mar-vidrioso final de tu
Hegemonía, retorica división del pecado en su esplendido
Adelanto. Impúdica suavidad. Impiedad. Tu voz
Se rompe en el teléfono, en la calle sobrecargada de suplicios,
En el antañón comedor, en el silencio que sube al revés
Por intermedio de los grifos anatómicamente abiertos, en el
Extraño desastre de la iluminación. Torpe como un tordo
Enterrado en brasa, sin brío y sin ganas abres
La puerta de la cocina. Constatas. La cola de una constelación
Te congela: en este paraíso muy pequeño Blanca Nieves te adorara.
Está lloviendo de un modo desconocido, profundidades de níquel
Horadas de paraguas rojas, los rizos de plomo de las sombras
Piernas licuadas para cuales el caminar es una
Imitación inconsciente del modelo fosforescente que anda
Adelante con un paso. Impresionismo. Retirados en el último momento
De la antecámara devoradora, casi líquidos, corremos
Sobre aceras que se cierran detrás, funerarias.
El ocaso se está cicatrizando en estructuras venenosas, los dioses
Morados se están macerando en úteros colgados en el horizonte
Ventiladores transparentes dispersan el olvido: existió, hace tiempo
Un Sol, algo parecido, una extrapolación, aunque nos parece
Interesante nuestro actual palor, aunque nos vimos tan hermosos
En inversiones relumbrantes, aunque nos gusta tanto
El infernal ensueño. Algo pasa, una pequeña desinformación.
¿Porque nada escribe en los diarios? Son blancos y secos
Adecuados para empapelar diamantes postizos, nódulos
Lunarios, ojos que nacieron en el fondo del océano, a raíz de
Una relación demasiado fluida. Alguien nos saco la grasa
Diciendo que es mugre. Y esta lluvia está regresando
En su célula de cristal. El de vosotros quien se comió el Arco Iris
Es un caníbal
En el revés áspero de la memoria, nosotros somos los que
Desmontamos el demonio en pequeñas sortijas
Labor del Domingo-para que las mujeres sepan por donde irse,
Por donde acarrearse las sonrisas coloradas, la sensación de
Belleza y ligereza-seda sobre los huesos-libramiento
De los iconos deteriorados hasta los adentros santos de miel
Donde la luz minúscula esta germinando. Nosotros remediamos el blanco
Reloj de la torre de la inmortalidad, nosotros cosemos lentejuelas
En el contorno matricial de las horas. Nosotros, aunque blandos,
Desenganchamos los segundos de este futuro frenado
Por nuestros zodiacos que rompen la fortuna en palabras directas,
Inteligibles. Pero no podemos vivir así, nos duele la corona orgánica
Adornada de rubís, topacios, zafiros
Y esmeraldas que crecen directamente en el hígado, durante la noche
En este infinito cuadrado al que Procustes llamo, mezquinamente, lecho
No podemos vivir con esta testa de cristal que una vez fue inmemorial
Que una vez fue Luna omnisciente rellenada de sangre blanca de ángel
Abisal, que una vez fue manzana omnipotente rellenada del sangre
Mineral de los que no pueden nacerse y recomponen la paz
Neolítica del Monte. Sí, me duelen los verdugones que
Yo tengo en el cielo, heridas otoñales en mi cuerpo de luz
Noviajal, fervorosa-estación y sentimiento, surrealismo lucido de una
Muñeca vieja. Mientras tú vives aplastado entre el televisor y el
Refrigerador, yo estoy descubriendo, por intermedio de grandes
Desmitificaciones, mi otro sexo, el de ángel, colmo de la inestabilidad,
Colmo de la felicidad intelectual. Los aperos lunares trabajan en el fondo
Plateado del ojo antenatal, derribando las imágenes empapeladas en frio
Oropel. La línea de depuración corta ligeramente el dormitorio–
Bombonera donde yo tengo que ser el Bombón, vidrio dulce traspasado
Por una espina inquieta, encabritada hasta su desintegración. Con patas de
Gato, genio insensato, tocas el margen de virginidad cósmica, te duermes
Un amor vertiginoso, acidulado en los claustros del corazón. Respiras,
Tigre procaz, empujando tus hambres que horadan en mi lirica
Debilidad. Aunque no puedes salir de tu fascinante ausencia
Te siento aurífero en cada ilusión, flotando embriagantemente, indomable
Mentiroso con sabor a fanfarrón. Esperándote en mi balcón me extiendo
En tu hechizo y me salto en tu ladronera tan lanada, laica
Y burlona, donde escondiste las nueve lunas de mi corazón. Y
Yo tengo que lustrarlas con letras de algodón, con nubes vivos de seda,
Con mi propia imaginación. Oigo todo lo que pasa en ti realidad
De lata, la luz misma tiene eco otoñal en mi vientre, como una
Retrocesión latente de larvas azules. Hipersensibilidad, eco
Visceral de la Creación. El suave ídolo panificado de los pobres
Rompe un nuevo día de su alma mullida y el dolor se difunde en el
Jardín suspendido de este amor-balance medieval dentro de una
Membrana verde de fruta tropical. Las labores del Hombre son
Suplicios del coral: la sangre recobra su dureza mineral, palabras
Sumergidas parecen maravillas fulgurantes, escamas de un pez
Inmemorial cuyos cuentos líquidos se prolongan en la memoria abisal.
Si tienes hambre, ¡muérdete! Si tienes sed, ¡trágate! Si tienes sueño,
¡Suéñate! Cada uno se hizo a sí mismo, con grandes vacilaciones,
En los tenebrios antenatales, a su gusto-pesadilla pesada que devoro su
Nombre para olvidarse de sí y dormir anegada-espeluznante anemia
En el cerebro de mantequilla, apenas coagulado en su inmaculada
Lejanía. ¿Alegría? ¡Ay, si, alegría! Un angeló poniendo en escena
Una comedia, un muy buen amigo que puede dirigirte, a traves del
Humo, hacia tus juguetes de ceniza, hacia El Hambre y La Sed,
Hacia tu cama de césped. Y, también, una barbaría con guantes
Aterciopelados que ahogan lentamente, sin motivos exactos
Tu ingenuidad. Dejaste la palabra caer en tu boca y su ausencia en
El cielo no la suplirás jamás: hablaras y hablaras… Susurrando y
Gimiendo, las palabras mataras. Y, siendo serpiente, la manzana
Encontraras. Vivirás con mucha sencillez esta muerte límpida
Donde los grifos enanos arrojan, letra tras letra, poemas sin
Vascularización. Las líneas de usura de esta luz a la que los dioses
Han abandonado por encima de los cuerpos, para atraparlos,
Te dirigirán hacia tu pupila de mármol. Tu microorganismo negro
Te espera en la simetría infernal. Imitas la fatiga de un abuelo
Empujado en su rincón. Gritos sin ningún sentido anuncian que eres
Ávido y, en esa greguería, nadie sabe todavía donde está el malhechor.
El autor. Lo conoces vagamente, en otra mente, propagado con
El primer pecado, el pecado de la habladuría, el que provoca tu eterna
Penuria. Aunque no sabes eso, eres obstinado como un burro: serás
Prematuro, bien adelantado en tu espejo espectral, feliz en tu ampolla
Transcendental. El sueño del Autor genera esta dulce imponderabilidad,
Las raíces de tu religion sorben agua de verdad. Acabas de inventar la
Divinidad, algo muy resbaladizo, acuático y lujoso, al que no puedes
Proteger, a pesar de tantas oraciones. La garantía para volver a las
Cosas tan amadas que te velaron al nacer. Tienes que enloquecer
Para no perder el sentido. Y tienes que vivificar los grandes misterios
Que te hicieron pensar. Y tienes que vivificar la rueda que te hizo
Adelantar. Y tienes que vivificar la cruz que te hizo pordiosear.
Te han dicho las rosas del infierno que me duermo en una espina, que mi
Tranquilidad vidriosa es un circulo cuadrado, que te extraño en mi
Esquina, que este es un otro tipo de otoño, solamente mío, dentro de cual
Estoy andando con la cabeza abajo, debajo de las raíces, debajo de las
Veredas verdes de vidrio, con los pasos pegados a tus plantas frías
Que me llevan hacia el imperio incomodo de los gusanos. No tengo idea
Que es lo que nos mantiene juntos en esta inútil prolongación retiniana
Cada uno en su cielo magnifico al cual lo rompe con obstinación y
Destacamento de dios mimético y artificial, cada uno con su era glacial
Estallada en segundos de rabia punzadores como los ojos de gato negro
Enterrados en nuestra oscuridad neuronal. Tus ropas oleándose en el
Colmo de la inocencia, con conchas en los bolsillos-eres tan cerca
Del mar, te veo al revés, blanco abajo y muy oscuro arriba, con la cabeza
Vendada de algas, sin ser afeitado, con ojeras por doquier, dejando un
Rastro relumbrante con la frente rebelde en las arenas movedizas de mi
Alma y tengo ganas de gritar: has olvidado que yo fui quien se anego
Que yo tengo que resucitar estos inmensos ángeles que apagan la
Lamparilla de noche para dejarnos dormir en paz. Con movimientos
Fetales nado en tu luz secreta pero me quedo siempre al margen-pétalo
Marchito dentro de un plato hondo lleno de vinagre-interminable
Sumersión dentro de un medio mucho mas solido que yo. Hostil, estanco,
Al cual no puedo alcanzar el Blanco. Las puertas se abren directamente
En la clepsidra de la soledad. Los bibelots producen frialdad domestica:
Este aire hibernal que conserva la fidelidad. El ojo de carne te vio con
Otra mujer, la mujer alucinante del parecer, el espantajo, la birria que se
Planta en el colmo del placer, al que las esposas no pueden proteger.
Me mientes con tanta puerilidad-puede ser esto un cabo de la sinceridad,
El final visible del pecado, el principio de la integridad, el regreso hacia
La perfecta edad, grande astucia de tu inmoralidad. Soportarte en el cielo
Limpio, azul radiografía de mi amor esencial, viendo debajo nuestra
Fidelidad helada, nuestra felicidad nevada, soportando difícilmente la
Altitud-mi altitud ingrata-reducida a estas pestañas carbonizadas que
No se deshacen para dejar el ojo volar dentro del dormitorio desarreglado.
Arranco mis días de tu carne, arrancas tus días de mi carne y esto no nos
Está causando ningún dolor-dioses de felpa guardan la solidez del
Matrimonio, las junturas doradas de este santo tiovivo. Tu primera
Conciencia se sobresalta cuando abandono mi carne para experiencias. Mi
Velocidad interna, el esfuerzo de atravesar espaldas malvas de diablos que
Me adoran, medrosos, frágiles como los huevos de una falsa divinidad,
Todo te hace pensar que soy un espejismo, una novia del fracaso, un
Kirieleisón mudo. Me quiero, Y love me, je m’adore, este sentimiento
Férreo me tiene atrapada en mi misma, en mi edad de piedra. Me adoro,
Me necesito, me extraño, soy mi animal de compañía, mi diosa
Archeopterix y mi poesía. Pero por ti soy una leonesa negra con
Profundidades de marfil que rompe tus lazos cruzados. Esta noche es una
Mina lirica de mi pueblo, con huellas de plata en ella, desde cuando Dios
Se seco las manos con la bóveda, a causa de esta Creación muy grasosa.
Muerto en el pan, el cuchillo muestra la hora exacta, la hora del
Hambre mundano, en torno a la Mesa Redonda. Una cara sensible de
Payaso nos miente que todo es O.K. en esta noche, pero nosotros sabemos
Que el silencio es tan solo una colosal falta de argumentos. Muerto en la
Mujer, el hombre está soñando novelas de caballeros, aunque mañana
Ira al trabajo con el autobús. O, precisamente por eso. Necesitas
Prolongarte en tus adentros, extenderte en los imperios de humo de la
Soledad, horadar pozos en tu subconsciencia llena de cuentos vírgenes
A las que tú, héroe blanco sin identidad, genio ido e inactivo, debes
Reactualizar. El pensamiento ampliamente tirabuzonado parece la famosa
Lana de Oro, la que provoca el descanso total, la conservación mitológica
De los órganos agotados, combustible inestimable de la ilusión. Usurpador
En las ropas de cama, haces girar el cuarto faraónico, pobre larva cansada
Por la evolución. Las babuchas te odian y arrojan tus piernas atrás, en la
Eternidad, en las tinieblas prenatales, en este gabinete de anatomía para
Analfabetos envenenado con respiraciones de conejo. Aquí, en la plasma
Verbal, con las consonantes pegadas en ti, con las vocales fundidas en tu
Boca, te estás hundiendo en la palabrería general: eres un gongorismo
Retorico, el suicidio literario, un apoyo $3>fórico de mi alma prensada en
La Biblia. Ellos saben que te conozco: me han pedido a instalar de algún
Modo a Don Quijote, a integrarlo en el sistema vacio del totalitarismo,
Empalmarlo a nuestros conductos existenciales dentro de cuales corren
Letras enmohecidas. Para cumplir este deber apocalíptico me han dado
Una pluma pesada que me tira abajo, en el fondo de la Concepción. Pero
El está huyendo de mi, cabalgando su rocín, sobre la espalda pedregosa
Del Dios De la Literatura centellando. Necesito una llave inglesa de oro
Para atornillarlo en la historia, a su lugar, para que todo funcione de
Nuevo, caleidoscópico, revolviendo los sentidos. La soga que me la
Dejaron los antepasados es demasiado deslizadiza para subir a él, en largo
Monologo, tal vez suplicante, tal vez arrogante, cogiendo letras de altura.
A pesar de Esto, lo estoy persiguiendo desde mi inferioridad, huella de
Casco en huella de casco, asombro en asombro, añoranza en añoranza. Mi
Mitología se abre con la limosna del nombre, en las aguas rosadas del
Bautismo natural, por donde nadan mis copias pintiparadas de luz-agonía
Prenatal, agotamiento prematerial que hace mis ojos parpadear. ¡Tanto
Polvo dejo tu huida en mi memoria! Debo examinarme al revés para
Ver qué es lo que has roído y para reparar la poca cosa que me quedo con
Pan y vino. Enredada entre mis arrugas dirijo esta revolución de larva en
La seda de la poesía: la eterna despedida nos duele solamente en el astral,
Donde nuestra incapacidad tienen raíces ciegas de cristal, donde vivimos
Para destruir el hogar, donde los niños perdidos aprenden el sueño
Crepuscular. No tengo carne para ti, no tienes carne para mi, en este
Reactor de felpa negra somos tan solo dos figurillas pensativas que
Representan la fragilidad de la civilización. Viviendo juntos chocaremos,
Desfigurando la realidad. Nuestras estatuas de yesca no pueden llorar más.
La mecánica del cielo nos rechaza. Mi edad de piedra empieza de tu
Espalda montañosa-tengo que extraer de ella los diamantes de Sísifo.
Debajo de tus omoplatos el infinito cavo su sepulcro refinado: me amaras
En este oratorio eviscerado, sin ecos, y yo seré una vez más un monigote
Invertebrado, una mitra de hielo en tu coronilla deslizadiza, una falla de
Faldón. El dolor tiene remedio en mis dedos de algodón, escritura plumosa
En tu armadura de encarnizado sitiador. Sin chistar ni mistar haces un
Túnel de nácar hasta nuestro hogar. ¿Nuestro hogar? Pero aquello es el
Paraíso envuelto en su épica piel existencial y nosotros somos los dos
Santos aislados: El Marido y La Mujer, siempre sonriendo para no morder.
Y tenemos que lucir estas cabezas preciosas, y tenemos que nutrir la
Religión domestica, y tenemos que glorificar el monstruo bicéfalo del
Matrimonio. Días-agua, días-fuego, días-aire y días-tierra, tenemos
Que hacer funcionar la rueda carnal. Tenemos que amarrar cada estrella
Aun deseo muy normal. No puedes contentarme porque tengo sed de
Naftalina blanca: la muerte aterciopelada de las polillas sentirla entre tus
Ropas abigarradas como las plumas de halcón solitario. La tentación no
Cabe más en la imaginación, me duele tanto el regreso de la costilla en la
Anatomía universal, en el esquema defecto de la armonía, inventada
Demasiado tarde. Mi negra undulación, el filamento quemado de la
Feminidad la agotada pasión-todo luce en tu museo masculino adornado
Con plumas de gallo. Tus orejas flotan apaciblemente en el Orinoco, en el
Nilo, en el Danubio, las sinfonías corren por entre nosotros fertilizando el
Silencio. El cielo del noche-relumbrante esmeril-está sacando lustre a
Nuestras caras de marfil, a nuestras almas mates. Nuestras ausencias se
Abrazan fuertemente en el lugar vacio de la mente. El beso se divide en
Intenciones cada vez más inciertas. Nuestros moldes cadentes flotan en la
Memoria Azul-la memoria común, el zarzal de nociones matutinas: la
Odisea de cada día comienza con estos alveolos de goma llamados Tú y
Yo. Trasluz del cerebro entre los objetos que crecen del tronco
Haragán de la materia desconocida, cuya debilidad de molusco nos está
Ablandando. Somos falsos, si, pero unos falsos admirables, que salen del
Huevo de daimon coronados, crudos e impíos. Nos caemos por la tubería
Umbilical hasta la cocina. Colgados a las jarras de café aplastamos la larga
Poesía de las magnolias internas. Mudamos nuestras sombras violadas de
Aquí para allá, nuestra ceniza fina vuela en el cielo arruinado. Arranco mi
Mañana de tu carne, arrancas tu mañana de mi carne y esto no nos está
Causando ningún dolor. ¿Qué clase de amor lacustre es este que mama
Todo el calor de nuestros cuerpos nocturnos con almas de búhos
Desorientados? Caben demasiados ojos en este receptáculo sensitivo,
Cosidos por las Mamaítas infernales debajo de las cejas movibles-son
Los ojos del sueño puro, las rodillas transparentes de la soledad.
Dentro de ellos, prístinamente enroscada, no tengo ninguna
Responsabilidad. A las orillas del pensamiento estoy pescando el mayor
Sentimiento. Mi eternidad inicia de esta gran debilidad. Un recuerdo verde
Anega mi identidad… Puedo bailar, puedo ser el Cisne Negro encima de
Un lago glacial, puedo hacer striptease para estos pálidos caballeros que
Convalecen eternamente, puedo niquelar órganos enmohecidos, pero no
Me puedo enamorar: es este un laico agotamiento, una sequia cerebral.
Mi tríptico revela las fases del Héroe desfigurado debajo del sudario
Financiar. Novia carbonizada, mi patriotismo platónico tengo que
Defender delante del altar desvalijado:
Soy piedra del estado, cliché aureolado, calavera-satélite en torno de un
Himno profanado. Los que cuidan las reliquias retuercen el tiempo-las
Naderías arriba y las perlas abajo, para que no se acabe el trabajo. La
Palabra ‘Yo’ se desencaja causando dolores mitológicos a los héroes que
Son, ahora, hombres normales con bocas para comer y manos para
Trabajar, con pies para pisar y ojos para mirar. Te rodeo en la suave
Circularidad del deseo: eres un tiburón inofensivo en mi espejo de leche,
El lugarteniente del dragón. Una lámpara de azúcar está viajando hasta
La yema vidente-todo pasa en el televisor, desviación licenciosa de
Nuestra calmosa relación, de nuestra desleída pasión. Me miras todavía
Con las pepitas marmóreas cuales se duermen en tus verdaderos ojos
Fosforescentemente abiertos. Por supuesto que no soy tu esposa: nunca
Salire de esta deliciosa rosa, nunca abaratare el jazmín fastuoso, nunca
Falsificare mi orgullo incestuoso. Soy tu País del Olvido, heteróclito,
Donde se clava el negativo mudo de cada grito, donde la vaina de cual
Fuiste arrancado es cada día untada de olio santo para que tu regreso sea
Azucarado. Los agoreros extraen la historia de tu meollo con tenazas
Incandescentes porque no quieres avanzar, ni retroceder. Te empeñas a
Buscarme aquí, donde el alma sale de madre, pobre soldado trastornado,
Fundido en su diario apocalíptico como una Biblia fecundada dentro de
Cual los santitos se parecen tanto a ti y piden cosas mundanas: botas,
Tabaco y letras de una patria muy cansada, donde los corazones de seda
Pueden descansar en una celeste galería sin puntos cardinales, con un
Sagrado gato blanco entre los brazos despojados, donde el futuro se
Duerme en un escaparate flotante en el Styx, remixtura de fauno y esposo
Fútil. Mis zapatos de charol color malva olfatean estas botas perdidas
Llenas de pasos restantes-nidos de ángeles desheredados, casi gavilanes
Blanqueados que pican las estrellas de agua: este es un canto de sirena,
Tapate las orejas o, al contrario, te morirás la muerte oceánica de los seres
Polvorosos. Mis zapatos de charol color malva están naciendo dos
Tobillos de nácar, dos huevecitos brillantes de pájaro lunar. Este es un
Canto de sirena, tapate los ojos o, al contrario, te morirás la muerte
Pedregosa del ogro. En almíbar nocturno, mis zapatos de charol color
Malva están naciendo rodillas y hombros, codos y pómulos, caderas y
Muslos liados con veneno de hembra integra. No debes titubear. Lo que
En tu alma se desvela es un cuerpo ideal. Esta cosa pesada que oprima tu
Pecho es mi peso universal. Lo que toca tu núcleo es mi dedo colosal.
Tu noche interna que sorbe los sentidos es mi canto de reina a punto de
Triunfar. Si abres los ojos, el cielo se va a caer dentro de ti aplastando el
Ideal. Si abres la boca, las palabras se desembocaran en tu mente virgen
Para devorarla. Si mueves las manos, todo lo que edificaste debajo de la
Realidad se desintegrara. Si mueves las piernas, tus caminos abismales
Se ahogaran. Deja que este amor sea tu alivio. Como un topo de felpa
Valiente mis vacios barrenaras. Mi peine será tu bosque impenetrable,
Mi pañuelo blanco será tu interminable invierno, mis abalorios serán
Las aguas ancianas que anegan el tiempo. Empeñado en la bandera, te van
A penetrar los colores santos de tu patria póstuma. El patriota despertara,
Con el refranero preparado, en su propio museo de objetos pasados de
Moda donde parece un golfo encadenado. El cerebro transpira a causa de
Tanta lucidez fundamentada. Hado de hada, la vida entra en mí sin decir
Nada. Me gasto en el calendario, muy lejos de mí, el reloj es un rosario
Que da vueltas en torno a ti, pero tú, lindo y cariñoso hijo, no entiendes
Nada de lo que te digo y no quieres nacer, no quieres agarrar tu luz, no
Quieres poner carne en tu cruz. Ovillo de arrugas, maestro de Infernologia,
Enséñame a contar sin perder palomitas, ovejitas, flores, menudencias
Marinas y otro detalles que se me quieren escapar en el torrente de la
Incapacidad verbal. Mi anillo de boda es en su luna de miel, una boca
Dorada anunciando el convite de la piel. Mi madre es una herida, no
Puedo cicatrizar mi vida. Mi amante malo es como la nieve de mayo, la
Nieve de los corderos, impalpable velo de mi recia corporalidad. Mi
Amante bueno es un suspiro de ángel, la falta eterna de voluntad. Besar es
Perder mi oxigeno, ponerme azul-marino, exhalar todo el calor, anegar
Mi signo zodiacal en saliva corrosiva de matador. Queda algo después de
Amar: una caldera llena de basura donde el ex-amante, gato sin amo,
Busca su almuerzo toxico, siendo dependiente de ello, siendo aojado en su
Cristalino vacio, mudando la piel, con el flauta de Pan fijado en su
Garganta rosada y delgada, con la cola arruinada, tratando de parecer
Guapo. Queda algo en la cama: pulgas invisibles, popas de seda
Empujando el cerebro en lejanías deshuesadas, capullos sacrosantos
Con sueños muertos adentro, cacharros a limpiar, y limpiar, y limpiar
Para volver a encontrar aquella transparencia primaveral de porcelana
China monárquica, el llavero desdentado, el televisor apagado.
Materia sin estructura alguna, soy una bailarina de goma en la Luna
Penetrada por agujas esmeradas, la anatomía de cera donde las brujas
Infunden ojera sobre ojera, hebra en hebra, filón en filón para concluir la
Figuración. Nomeolvides, grito de flor, estribillo de la marchitada
Esplendor, sublevación de los botones helados en el jardín interior.
Nomeolvides, propagación deplorable de la emoción, transmudación en
Planos vegetales de larga respiración, llanto de hechura abigarrada que
Pone las aguas en el cielo porque no puede llorar, no puede coser su
Hendedura. Haz soterraña, mineral, cargada de raíces de los tetemos
Aun innombrables, inodoros, inofensivos, postes-pistilos que
Sostienen los imperios tardíos de los grillos. Engendro muy buen mozo
Con la muleta clavada en su pozo. Olvido. Esta increíble flor: Olvídame.
Este impío color. Este inaceptable hedor. El que ríe no sabe que es el
Amor. El que ríe expone su ombligo secreto [el ojo adámico], muestra la
Pepita del impudor, salpica su Camino-Atrás con pimienta, sal y polvo
Exterminador. ¡Ay! Quiero robar mi ángel y enjaularlo en mi poesía, darle
Agua y luz de la misma rima, engordarlo de metáforas con muchas
Proteínas. Quiero ser pirata y hacer la religión con mis huesos cruzados…
Esta increíble flor: Olvidamedeltodo, Olvidamedeltodo, desde el calcáneo
Hasta el codo, deshila mi imagen dormida desde el sol hasta la luna,
Envenena la laguna del recuerdo. Con la mano derecha me sacas del
Pecado y con la mano izquierda me adentras mas y mas: he nacido con los
Diez lunas rosadas de nácar de tus uñas en mi cerviz, llagas prenatales,
El derrumbamiento de la educación, el regreso de las ciencias complicadas
En el pulmón-la primera respiración. La esposa-zorra nunca se
Enamora. Los hombres pueden reinventarla cada mañana sin dañarla-
Interminable nimiedad despuntando en la plumosa intimidad, aun
Avahando, aun liada a su inmortalidad con unos hilos paradisiacos: en el
Huevo del sueño encontraste los juguetes del demonio. Los caminos de la
Protomemoria agolpados en tus calcetines negros de militante que se están
Secando en buhardillas rusticas. Mis piernas-serpientes-blancos
Enrollándose salerosamente en tus sesos. Nudos en la narración. Piedra de
Piedra, toda la materia se gatea encima de los estremecimientos flexibles,
Cada vez más concreta: cuatro axilas cavadas en tierra deleznable, cuatro
Hombros apenas desenganchados, frente doble, pecho forrado con pecho.
Palmas tomando cuerpo de palmas, plantas comiendo plantas, agricultura
Loca en el campo epidérmico. El Cadáver hallo la quebrada por donde su
Patria se prolonga vertiginosamente por debajo de la amputada geografía,
Esta patria que lo calienta a hurtadillas, esta patria a cual medimos con
Arrugas largas. Carnívora. El Cadaver-Mastil nos guía por los estrechos
Maternales. Oímos el clarín. Extraviado en una circunvolución, el nuevo
Vástago descansa en su oración en su fibra suave, evitando cualquier
Esfuerzo: no tiene idea de su muerte, esta caído de un nido agusanado,
Vive para agravar su pecado, estúpidamente enamorado. Quieres decir
Algo al cabo de tu catafalco, quieres decir algo al teléfono, explicarme
Tu ausencia tempestuosa pero tu boca calla a la raíz de la rosa. Rosa
Inclinada, rosa estrechada, rosa despiadada. Existe algo más entre el día
Y la noche, el tercer estado, muy espinoso, un translucido calabozo
En el fondo del insomnio póstumo, una lucidez de humo. Malformación
Cronológica. Desilusión. No puedo coger el mango de la sartén. Una
Sastra seca señala algo en mis ropas; son mis reumatismos de satén, el
Baile de mis huesos pesados, lustrados y grabados de calaveras
Simplificadas hasta la pepita de la razón. No puedo tocar el tirabuzón para
Sacar el corcho de mi emoción. La champaña me espera en un grano de
Uvas. La música nos pega, la música nos forja, los cobres picotean nuestra
Crudeza: Hola Julieta, Adiós Romeo, nadie puede cuidar nuestra riqueza.
Desde que la Herramienta alzo la cabeza desde el reino mineral, nosotros
Urdimos incesantemente para fraguar un cielo alternativo-un álbum
Familiar. No hay mente, hay sol aguardiente. Aguardiente universal, ritmo
Campesino, esencia de un pino que punza el cielo inflado con su pico
Fragante y dorado, enfermedad de superhombre atrapado, historia, cuento,
Erramiento en el mundo de adentro, entre cosas hechas de niños. ¿Tu
Sombra te esta abortando o tu abortas tu sombra? ¿Cuál es el elemento
Sagrado? Espérame en este cuadro, afeitado, con la sonrisa volando por
Encima del mar: es nuestra primera vacación, una vagancia floreciente, el
Inicio de la erosión. El océano del dolor se ha evaporado bruscamente
Dejándote aplastado en mi mente, debajo de una manta de sal. La
Salinidad aumenta en toda esta opacidad: eres una pista de hielo inclinada
Hacia tu roca que reza, acusadora. Tu roca vestida de bata onduladora. Tu
Roca que parla con migo, ahora. El Juicio Final,
Entre nosotros, es una conversación
Ordinaria, extracción de faltas abismadas en nuestra carnosa vitalidad.
La oreja es la máxima inflorescencia de las vísceras dilatadas. Oírte es
Devenir gruta huesuda con murciélagos sordos que oscilan esperando
El sonido salvador. Un ruiseñor, o algo parecido, regresando en las aguas
Como una esmeralda viva… Me has perdonado, te he perdonado, algo
Divino ha despuntado. Es el amor contrahecho, el insoportable derecho
De ser pisoteado por el monstruoso ser amado que embucha tus noches
Y mancha tu lecho. Eres mi techo y soy tu techo, de tejas abajo andraja y
Andrajo, de tejas arriba tejedura resplandeciente bordada de escenas de
Veraneo, ventanas teatrales por donde los tatarabuelos chupen la
Esplendor. Hemos pasado juntos muchas infancias, infancias de infantes
Entre iconos implorantes, infancias de corzos rápidos y tímidos, que
Engañan fácilmente al cazador, infancias de lluvia y sol. Y ahora, Esta
Convalecencia con frutas muy maduras, con te calmante, con herraduras
Inoxidables, con visiones lubricas que portan el féretro más allá del jardín,
Flotando en el rocío rizo, más allá del confín postizo que separa el ajetreo
De la serenidad. El universo es muy estrecho, no puedo dar pasos en esta
Disminución hostil, las estrellas me punzan el pecho, los días se ponen
Añil. La verdad está hecha de minúsculas mentiras, mentiras digeribles,
Semillas cristalinas que lucen en la radiografía. Me muero al revés
Y los grillos chirrían exasperados-ocupo demasiado espacio en la patria
verdosa de ellos. Todas las patrias se juntan en mi, deshabitadas,
Desmemoriadas, desinventadas y yo aro en mi aden
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