Héroes de dinero

Los nuevos ricos están trastornando el hambre de los pobres.
Llevan una cara famosa a un país subdesarrollado y todo
ese país estalla de alevosía.
Aclaman, coren, se empujan unos a otros en procesión
con gestos amables, llenos de prisa. Gritan despavoridos
y todas esas dentaduras sonrientes que apenas se llevan
un plato al día a la boca se unen en una única sonrisa.
Unas risotadas tímidas avergonzadas, o extasiadas y agitadas.
Plenas.
Pletóricas
y
Perfectas. La carcajada nacional.

Y el hambre queda temporalmente olvidada por un día
sintiendose orgullosos héroes los hombres adinerados.
Se vuelven en sus jets privados surcando los azules
y nubosos cielos, dejando atrás a todo un pueblo con
un día más sin pan y sin casa.
Pero sonrientes.
Por ver a la cara deseada, popular.
Por sentirse arropados y comprendidos por
la estrella.

-«¡Oh qué gran tipo el astro del fútbol!,
¡qué gran tipa la estrella del Pop!»

Y en Occidente llegan las imágenes de los
nuevos, jovenes y guapos héroes cómo muestras
de ejemplo a seguir.

Y me siento engañado y a la vez, raro.
Todos a mi alrededor me parecen ovejas
que balan a un falso y despota pastor
de ardiente sonrisa y dudosa mirada.

No veo grandeza.
No veo ningún héroe en alguien que
usa el poder y el dinero para olvidar
el hambre, en vez de alimentarla.

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